Un entorno rústico pero muy agradable, una cocina a base de platos tradicionales pero reinventados con algún toque diferente y una materia prima de proximidad y sobre todo de calidad. Ésta es la carta de presentación del restaurante El Astrónomo, un local ubicado en el barrio de Patraix al que acuden diariamente clientes de cualquier parte de Valencia. Porque El Astrónomo es uno de esos lugares a los que no te importa ir aunque se aleje de tu área de influencia.
Ubicado en la calle Jerónimo Muñoz, su nombre es un homenaje a este valenciano, uno de los astrónomos españoles más reconocidos por su defensa del sistema copernicano. De hecho, en su decoración podemos encontrar algunos guiños a la ciencia de la astrología, tales como globos terráqueos o planos astrológicos. Un interiorismo no exento de personalidad, y un tanto eclético, que te cautiva nada más cruzar el umbral de su puerta. Y precisamente es, esa sensación de sentirte como en casa, la que hace que el peregrinaje de clientes sea continuo. Desde un café y unas tostadas a una comida o cena pasando por un aperitivo a mediodía acompañado de un rico vermut casero o de un zumo o limonada ecológica.
En El Astrónomo cuentan con su propio huerto familiar de donde provienen la mayor parte de las frutas y verduras que se utilizan en la cocina. Todo un lujo que te permite disfrutar de platos cuyos ingredientes han sido recolectados horas antes con lo que se consigue que cada producto «sepa a lo que es».
En nuestra visita, no dudamos en probar su menú de mediodía por 9,50 € y que incluye un primero, un segundo, bebida, postre o café. Seleccionamos como primer plato la ensalada con taquitos de queso de oveja curado, cebolla crujiente y vinagreta de arándanos. Precisamente fue nuestra elección al estar hecha ésta con lechuga de origen ecológico. Como segundo, rigatoni al funghi. Una pasta en forma de tubo ancho con estrías aderezada con una salsa de nata y setas que le aportaba al plato un intenso regusto a fruto seco.
Con el apetito casi saciado, pero sin poder resistirnos a la fama de los postres caseros que El Astrónomo ofrece, acabamos el almuerzo con uno de lo más original, tanto por su sabor como por su nombre y presentación: tres pisos de zanahora con vistas a la montaña de mandarina nevada con árbol de la felicidad.
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